Los vecinos alzan la voz: Quiero salvar mi barrio

Somos testigos de una verdadera revolución ciudadana, que ha puesto en el tapete el descontrolado desarrollo inmobiliario, la destrucción de barrios consolidados, la falta de protección del patrimonio y la escasa planificación urbana.
Los vecinos de Pedro de Valdivia Norte sentaron el primer precedente, cuando en 1999 condenaron el trazado original de la Costanera Norte. Se organizaron y le exigieron al Ministerio de Obras Públicas considerar un nuevo trazado, que finalmente fue aceptado y construido de la forma que conocemos hoy.

Siete años después, los vecinos de Providencia, Ñuñoa, Las Condes, Quilicura, Lo Espejo y Puente Alto son algunos de los grupos que están alzando la voz. Dicen que están siendo afectados por decisiones municipales que deterioran su entorno y la calidad de vida. Se sienten desprotegidos por las autoridades, a quienes acusan de no ser capaces de hacer frente a los problemas urbanos.


El Golf

“Estamos peor que hace 50 años”

Pablo Valenzuela es fotógrafo y hace ocho años registra demoliciones de edificios y casas patrimoniales de Santiago, específicamente en el barrio El Golf, donde ha vivido la mayor parte de su vida.
Causas: “Sé que es imposible negarse al desarrollo, porque la ciudad tiene que crecer, pero aquí ha crecido desmesuradamente, destruyendo sectores que tenían un valor patrimonial. Hace unos años, El Golf era un barrio con grandes casas, buenos accesos y bien mantenido. Haber densificado el sector destruyó esa identidad y homogeneidad tan característica de esta zona”.
Diagnóstico: “Este problema tiene directa relación con la existencia de un Plan Regulador que no contempla los incentivos que busquen un desarrollo armónico del barrio. Por el contrario, otorga incentivos perversos, que hacen que al propietario le sea muy conveniente desde un punto de vista económico deshacerse de su casa para ser demolida y reemplazada por edificación en altura. Por otra parte, debiera existir una Ley de Monumentos Nacionales más flexible, que ayude al dueño de la propiedad a mantenerla. La sociedad que disfrutará ese patrimonio tiene que hacerse cargo y el Estado tiene que premiar a la persona que tiene ese bien. La combinación de ambos fenómenos trae como resultado que estemos destruyendo lo mejor de la ciudad, para ser reemplazado por edificios mediocres sin valor arquitectónico”.
Propuestas: “Las autoridades tienen que dar incentivos y regulaciones para que sea atractivo vivir aquí. Por ejemplo, al sur de Apoquindo todavía existen casas típicas y se las pelean, eso demuestra que la gente quiere vivir en ellas y que está dispuesta a pagar más caro por estar en ese barrio. Es absurdo que una legislación permita construir en altura, en circunstancias que la gente no quiere y está dispuesta a pelear para cuidar su entorno. Es necesario que haya mayor participación ciudadana, pero que sea tomada en cuenta y que participe desde que se comienza a estudiar el plan regulador. Lo ideal es que las leyes vayan en la misma línea que los vecinos, y que el fin último sea hacer ciudad y hacerla bonita, con identidad, conservando su patrimonio. Lamentablemente, hoy se ve la participación ciudadana como un grupo que lucha contra el alcalde de turno. Eso no es posible”.

Ñuñoa
“Nos sentimos desprotegidos”

Andrea Carabantes ha vivido toda su vida en Ñuñoa y está a cargo del blog de la Agrupación Barrial Guillermo Franke (htttp://guillermofranke.blogspot.com). Al igual que sus vecinos, ella se ha visto sobrepasada por la fiebre inmobiliaria que experimenta esa comuna.
Causas: “La transformación que está sufriendo la comuna con la construcción de edificios en altura, sin considerar la planificación urbana guiada por el interés del mercado inmobiliario, atenta principalmente contra la calidad de vida de sus habitantes. Barrios consolidados, armónicos, con comercio a escala, donde es posible generar vínculos y disfrutar el entorno, están siendo arrasados por las edificaciones que se construyen de manera desproporcionada. Estas construcciones producen el colapso de las calles, de los servicios, eliminan la vegetación y sin respetar a quienes no ceden ante las presiones inmobiliarias. Nuestras casas hoy tienen menos luz, menos privacidad y, en muchos casos, las construcciones han causado daños estructurales a nuestras viviendas. Paradójicamente, los proyectos inmobiliarios utilizan como slogan de venta la calidad de vida de una comuna que están destruyendo”.
Diagnóstico: “El alcalde se ha resistido a abrir la participación ciudadana, expresando nula voluntad para enfrentar un problema evidente. A pesar de que hemos hecho todos los esfuerzos por mantener un diálogo con él, se niega a congelar los permisos de edificación y a abrir la discusión con la participación ciudadana. La sensación de muchos de nosotros es de desprotección total”.
Propuestas: “No es posible seguir adelante con un Plan Regulador sin planificación urbana y que no interpreta los intereses de los vecinos. Para esto es clave la participación real de los vecinos, donde se puedan discutir sus cambios, lo que se quiere preservar o renovar, considerando desde los aspectos morfológicos (alturas, perfiles de calles, áreas verdes, entre otros) hasta el uso de suelos”.

Pedro de Valdivia Norte
“El túnel afectará radicalmente la vida en el barrio”

Pablo Domeyko es arquitecto y vive desde hace 30 años en Pedro de Valdivia Norte. Ha participado en la junta de vecinos y ha sido un fuerte opositor a la construcción del túnel El Salto-Kennedy.
Causas: “Es imposible negar que la construcción del túnel El Salto-Kennedy mejorará la conectividad entre Américo Vespucio Norte y Providencia. Solucionará y descongestionará los problemas viales que hoy afectan a La Pirámide. Pero más nos atemoriza el impacto que traerá la autopista en el contexto del barrio. Una vez que esté en funcionamiento el túnel, el flujo de vehículos en circulación llegará a 20.000 diarios, muchos de ellos camiones pesados, lo que afectará radicalmente la calidad de vida de quienes aquí vivimos”.
Diagnóstico: “El barrio de Pedro de Valdivia Norte todavía conserva su estilo original, a pesar de que está a pocos metros del centro de Providencia, lo que beneficia y también perjudica a esta zona. El trazado del túnel no nos beneficiará, solo agravará los problemas que existen actualmente. Por ejemplo, hoy es muy común que la gente deje sus autos estacionados en las calles del sector y camine hasta Providencia, lo que se transforma en una especie de estacionamiento gratis y público. Al quedar los autos parados por muchas horas se transforman en carnada para los delincuentes, aumentando uno de los problemas clásicos de este sector. Otro grave problema es la instalación de oficinas clandestinas, que afectan la vida del barrio, porque se habitan solo unas horas, dejándolas el resto del día y fines de semana absolutamente abandonadas”.
Propuestas: “Es cierto que la municipalidad de Providencia ha invitado a los vecinos a participar en el Plan Regulador. Se acaba de aprobar un plan hecho para regularizar ciertos conflictos bastante polémicos que se estaban dando dentro de la ciudad, como el de Plaza Las Lilas o las casas islas, que terminan rodeadas de edificios. Pero no es suficiente, las autoridades tienen que cuidar y mantener más este sector. Algunas medidas urgentes son dar permisos de estacionamientos exclusivos a los residentes, también prohibir y fiscalizar la existencia de oficinas clandestinas y, sobre todo, cuidar las escasas áreas verdes que quedan. Hay que buscar el bien común, ya que es imposible que la municipalidad y nuestras autoridades sigan destruyendo el medioambiente y bienestar de tanta gente”.

Quilicura
“Necesitamos espacio para expresar nuestras tradiciones”

La dirigente de la organización indígena Halli Rewe, Gabriela Huenumán, tiene una posición muy clara: quiere su lugar, su rewe, para expresar sus tradiciones y, de paso, que el resto de sus vecinos conozca y respete sus costumbres.
Causas: “Es importante resaltar que Quilicura es una de las comunas de Santiago que tiene la mayor presencia de mapuches. El 10% de los habitantes de la comuna -cerca de 9.000 personas- somos descendientes de mapuches, los que al vivir en la ciudad hemos dejado de lado nuestras costumbres, idioma y tradiciones. Nos duele sentir que nuestros niños se sienten avergonzados de su origen, porque creen que ser mapuches es indigno. Esto nos incentivó a organizarnos y crear la asociación indígena Halli Rewe, a través de ella buscamos terminar con la discriminación que sufrimos en esta zona de la ciudad, y exigir el apoyo de la municipalidad para difundir y fomentar nuestra cultura”.
Diagnóstico: “La alcaldesa ha escuchado nuestras necesidades y está de acuerdo en incentivar la cultura mapuche en Quilicura, incluso la municipalidad nos ayudó a organizar la celebración del año nuevo mapuche. Pero necesitamos más apoyo y comprensión de parte del resto de los vecinos, que muchas veces nos discriminan por cómo hablamos y nos vestimos. Esto ha causado varios conflictos en nuestra comuna, algunos bastante violentos, creando un clima hostil e inseguro. El problema más grave es que no nos respetan, porque no conocen nuestra cultura e historia. Es la razón por la que estamos coordinando con la municipalidad la posibilidad de cedernos un espacio en el Parque Mañío para ahí crear un pueblito mapuche, donde podamos enseñar y mostrarle al resto de los vecinos nuestras celebraciones y ritos”.
Propuestas: “Nuestra idea es hacer algo parecido a lo que existe en La Florida, donde la comunidad Lelfunche tiene en comodato una explanada de tres hectáreas. Es uno de los pocos lugares donde los mapuches de Santiago se pueden reunir, festejar y realizar sus ritos sin problemas de espacio. Ahí ellos pueden sentir la fuerza de la madre tierra -ñuke mapu- que aún reina en su imaginario, a pesar de que muchos nacieron y se criaron en la capital”.

José María Caro
“No hemos politizado el plan regulador”

Cecilia Quintana, geógrafa y presidenta de la Coordinadora de Pobladores de la Población José María Caro, lleva meses luchando contra las autoridades de Lo Espejo para evitar que se apruebe un nuevo plan regulador que permite construir en altura en esta tradicional población.
Causas: “Hace un año junto a la consultora SEREX de la Universidad Católica presentamos al concejo municipal un proyecto para un nuevo plan regulador comunal, que acoge las inquietudes de la gente de la María Caro. El proyecto tomó forma tras realizarse más de 30 talleres, donde especialistas urbanos de la Universidad Católica diseñaron un plan que fomenta un crecimiento urbano sustentable para la realidad de la comuna. Sin embargo, la comisión municipal del plan regulador manifestó que nuestro proyecto era inviable, puesto que impedía el progreso y ataba de manos a las inmobiliarias. Finalmente, se invalidó nuestra propuesta aludiendo que los vecinos no éramos suficientemente calificados para opinar sobre estos temas y que estábamos politizando esta discusión. Y no es así, ya que en nuestra organización hay de todas las tendencias políticas”.
Diagnóstico: “El plan regulador que nos propone la municipalidad amplía en 35 metros el permiso para construir en altura, lo que implicaría eliminar una cancha, una plaza, dos blocks y unas casas que llevan más de 30 años ahí.
Vemos al municipio muy preocupado por ‘liberalizar’ el plano regulador existente, para permitir que las inmobiliarias realicen sus enormes proyectos en la comuna. Los vecinos nos preguntamos por qué la municipalidad no se preocupa con el mismo énfasis por la delincuencia y la drogadicción que afecta a esta población”.
Propuestas: “Los vecinos queremos participar durante todo el proceso del plan regulador. No solo en su creación, sino también a lo largo de su implementación, ya que el alcalde puede hacer todas las modificaciones que estime necesarias en el plan, invalidando toda participación ciudadana. Hasta la fecha, la municipalidad no ha aprobado ni desechado nuestro proyecto, pero los pobladores de la José María Caro seguimos alerta frente a las acciones de las autoridades comunales y presionando a distintos niveles para que se apruebe nuestro proyecto lo antes posible”.

El Volcán
“La comunidad debe ser protagonista de lo que quiere”

Dante Gasic, director de la Fundación Educere, no vive en la población El Volcán, pero va casi a diario a cooperar con los vecinos para agilizar el proceso de mejoramiento barrial. Promesa que la misma Presidenta Michelle Bachelet hizo pública en su discurso del 21 de mayo pasado.
Causas: “Los pobladores de El Volcán sienten que han tenido un trato indigno de parte de las autoridades. Imposible olvidar el caso de las casas Copeva que, después de repararlas innumerables veces, fueron destruidas hace algunas semanas con la esperanza de un nuevo y mejor conjunto habitacional. Bajo este contexto, en conjunto con pobladores de las villas de los volcanes (I,II y III) creamos un espacio de conversación y diagnóstico para hacer frente a las posibles propuestas del Gobierno. Como fundación, nuestro papel ha sido facilitar el diálogo entre los vecinos y las autoridades para lograr un mejoramiento adecuado a la realidad de las villas”.
Diagnóstico: “Con algunos sectores de la población iniciamos un diagnóstico para jerarquizar las necesidades más urgentes y profundizar los problemas más graves. Estas conversaciones eran acompañadas de largos relatos, que no hacían otra cosa que mostrar la rabia por el mal trato, y las dificultades de la convivencia marcada por la violencia y drogadicción. Pero más que nada, los pobladores se sienten engañados por las autoridades que prometen sin concretar el sueño de todos: viviendas dignas”.
Propuestas: “Queremos que las futuras obras resguarden los derechos de los ciudadanos. No solo la calidad de la construcción, ni la densidad de la población, sino definitivamente que todo el proceso se lleve a cabo con un trato digno y más humano. El municipio ha propuesto construir en el lugar donde estaban las casas Copeva la extensión de una escuela, un consultorio y áreas verdes en la Villa El Volcán II. Sin duda, son propuestas valiosas, pero a nuestro juicio el principal cambio ya está ocurriendo en El Volcán: la población se está reuniendo en una mesa de trabajo con una tarea en común. Esperamos que estos espacios de participación de la comunidad sean efectivos y lleguen a buen puerto. Porque solo si la comunidad se organiza y exige sus derechos, podremos hablar de efectivos procesos de mejoramiento barrial. Y esta es la principal inversión, una comunidad que se hace protagonista de lo que quiere”.

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