{"id":101,"date":"2024-02-26T17:46:03","date_gmt":"2024-02-26T14:46:03","guid":{"rendered":"http:\/\/www.revistaca.cl\/?p=101"},"modified":"2024-02-26T17:46:55","modified_gmt":"2024-02-26T14:46:55","slug":"armando-uribe-la-ciudad-son-sus-habitantes","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/www.revistaca.cl\/2008\/04\/armando-uribe-la-ciudad-son-sus-habitantes\/","title":{"rendered":"Armando Uribe: \u201cLa ciudad son sus habitantes\u201d"},"content":{"rendered":"\n

Autoexiliado de la ciudad desde hace diez a\u00f1os, agazapado en su departamento frente al Parque Forestal, nuestro Premio Nacional de Literatura 2004, Armando Uribe, sigue teniendo absoluta lucidez para contrastar el Santiago de hoy con el que alguna vez, a su modo de ver, tuvo coherencia.<\/p>\n\n\n\n

Abogado, ex diplom\u00e1tico, poeta y ensayista, el Premio Nacional de Literatura (2004) Armando Uribe es un observador recurrente de la sociedad chilena, algo as\u00ed como un vig\u00eda de las conciencias e inconsciencias nacionales. M\u00e1s l\u00facido que nunca a sus 74 a\u00f1os, sigue haciendo fuego a discreci\u00f3n sobre la hipocres\u00eda y la injusticia que, a sus ojos, anegan Chile. Pensamientos que ha dado a conocer a trav\u00e9s de colaboraciones en medios y conversaciones \u2212como esta entrevista con revista CA\u2212 que sostiene con quienes llegan a visitarlo en su departamento ubicado sobre el Parque Forestal, su lugar elegido hace diez a\u00f1os para esperar \u201cel buen o el mal morir\u201d. Alto y formalmente vestido, saluda de la mano antes de acomodarse en un sill\u00f3n de cuero de su escritorio, lugar donde guarda un tesoro literario incalculable, repartido en repisas y cajas polvorientas, el todo presidido por un altar de fotos que recuerda a su fallecida esposa, Cecilia Echeverr\u00eda.
Reacio en un principio a explayarse sobre la ciudad de Santiago, por considerarse extremadamente cr\u00edtico de ella, la experiencia de Uribe como diplom\u00e1tico \u2212vivi\u00f3 en una decena de pa\u00edses\u2212 y el conocimiento acumulado en sus a\u00f1os de lecturas y reflexiones, r\u00e1pidamente lo llevan a contrastar lo que fue y ya no es y a preguntarse por qu\u00e9 cada rinc\u00f3n de la ciudad se levanta de cierta forma. Para comenzar, circunscribe el territorio:<\/p>\n\n\n\n

\u201cLa mayor parte de las veces (en los temas que refieren a la ciudad) no se habla de la poblaci\u00f3n general ni del pueblo, sino que se est\u00e1 hablando de ciertos sectores acomodados, por lo tanto no hay posibilidades de hablar de un chileno en general que vive en un barrio jard\u00edn, dada la existencia todav\u00eda de un gran sector de la poblaci\u00f3n sin domicilio propio, lo que se traduce en el fen\u00f3meno de los allegados. Yo soy contrario a generalizaciones de esta especie. Los allegados son fen\u00f3menos sociales colectivos que no se resuelven pese a que ya un presidente de Chile \u2013Pedro Aguirre Cerda\u2212 ten\u00eda como lema darle a los chilenos \u2018pan, techo y abrigo\u2019. Han pasado casi 70 a\u00f1os desde eso y todav\u00eda hoy no todo chileno tiene techo bajo el cual guarnecerse. Eso ocurre con exceso en el caso de las personas que a s\u00ed mismas se llaman \u2018de la calle\u2019 y que son los casos de la m\u00e1s extrema pobreza, en ciudades como Santiago y otras de Chile. Quiero subrayar que cuando hable de estos temas (sobre la ciudad), voy a referirme a la situaci\u00f3n de personas que s\u00ed tienen domicilio fijo y donde alojar.\u201d<\/p>\n\n\n\n

Para Uribe, esta minor\u00eda privilegiada tiende a ser considerada lo m\u00e1s expresivo de la sociedad chilena. \u201cEn entrevistas, art\u00edculos, ensayos, se suele afirmar que el chileno es as\u00ed o as\u00e1. La realidad es que en pa\u00edses como el nuestro no existe actualmente un an\u00e1lisis publicado de las clases sociales y, en general, se tiende, con un sistema norteamericano, a calificar a las personas con letras de abecedario por tener tales o cuales ingresos anuales, clasificaciones puramente mec\u00e1nicas que no resuelven el asunto principal de una sociedad que necesita saber efectivamente qui\u00e9nes pertenecen a un sector social. Yo tiendo a creer que las divisiones por clases sociales deben ser descritas con denominaciones que el uso del lenguaje ha tra\u00eddo a la vida p\u00fablica en Chile: divisiones como la de roto y caballero, como la de medio pelo y si\u00fatico, son correctas para ser usadas en nuestro pa\u00eds.<\/p>\n\n\n\n

Definiciones m\u00e1s, definiciones menos, una vez arriba del tema a Armando Uribe no le cuesta reflexionar en torno a la ciudad. Fuera de Santiago, ha vivido en Roma, Nueva York, Washington DC, Beijing y 17 a\u00f1os seguidos exiliado en Par\u00eds. Adem\u00e1s conoce otra serie de ciudades como Viena, Barcelona, Madrid y Ciudad de M\u00e9xico, \u201cpero en ellas nunca he hecho vida de turista\u201d, aclara.<\/p>\n\n\n\n

\u00bfHay algo com\u00fan a todas esas ciudades que nombra?<\/p>\n\n\n\n

\u201cEn mi experiencia, las distintas ciudades del mundo, incluyendo Santiago, pasan a ser significativas por las personas que las habitan y que uno entra a conocer cuando ha vivido propiamente en una ciudad. Para m\u00ed, la arquitectura y la historia de las ciudades est\u00e1 mejor representada por las personas que por los propios edificios o construcciones. Son las personas vivas las que le dan, incluso, la dimensi\u00f3n hist\u00f3rica al lugar, puesto que en muchos casos no s\u00f3lo han nacido ah\u00ed, sino que han tenido a sus antepasados en ese mismo espacio. Eso no significa que yo le niegue su sentido a la arquitectura, el ornato o el urbanismo de las ciudades, sin embargo, el tema de los habitantes a mi modo de ver pesa m\u00e1s.\u201d<\/p>\n\n\n\n

\u00bfC\u00f3mo explica su mirada cr\u00edtica de Santiago?<\/p>\n\n\n\n

\u201cYa desde ni\u00f1o Santiago nunca tuvo para m\u00ed mucha forma. M\u00e1s bien era una ciudad, hasta el a\u00f1o 50, que uno pod\u00eda designar en su centro y su periferia, pero no eran tantas las construcciones que lo caracterizaban sino parad\u00f3jicamente, las destrucciones. Es decir, la precariedad de la ciudad de Santiago. Incluso recuerdo haber ocupado la frase, cuando ten\u00eda 12 a\u00f1os, de que Santiago era la camisa del hombre feliz. Me refer\u00eda a un cuento infantil donde la felicidad consist\u00eda en que el hombre no tiene camisa. Yo sosten\u00eda que, en ese sentido, Santiago era descamisado, una ciudad a pie pelado, una ciudad pretenciosa a pata pel\u00e1. La ocupaba para describir algo que es muy corriente: la pretensi\u00f3n acompa\u00f1ada de deformidades o carencias.<\/p>\n\n\n\n

\u00bfY c\u00f3mo se evidencia esa pretensi\u00f3n?<\/p>\n\n\n\n

\u201cExiste un conjunto de construcciones que han gozado de prestigio y que han merecido respeto, pero que al momento de ser hechas se hicieron de manera pretenciosa. Me refiero al Barrio C\u00edvico alrededor de La Moneda. Ahora bien, otras veces ha habido obras urbanas que han durado y que yo no creo que puedan ser llamadas pretenciosas, como el Parque Forestal o lo que antes se llamaba el Parque Cousi\u00f1o, que como todas las cosas que ocurren en las ciudades chilenas: decadencia, deca\u00eddo, decayendo, decay\u00f3. Era la idea, cuando se proyect\u00f3 el Barrio C\u00edvico, que Santiago ten\u00eda que parecerse a una gran ciudad de otra parte. Entonces los edificios llamados rascacielos en esa \u00e9poca le daban una apostura. Pero yo lo he considerado siempre muy feo en t\u00e9rminos est\u00e9ticos, algo que no cambia en nada lo que puede calificar al resto de la ciudad, que se caracteriza por su profunda fealdad.\u201d<\/p>\n\n\n\n

Uribe entonces remite a la literatura.<\/p>\n\n\n\n

\u201cUn gran escritor chileno del siglo pasado, Joaqu\u00edn Edwards Bello, en los a\u00f1os veinte escribi\u00f3 que en Chile se profesa el culto a la fealdad, y daba como emblema la leyenda del imbunche, que dec\u00eda que los brujos del pueblo ind\u00edgena escog\u00edan a un ni\u00f1o al nacer, rapt\u00e1ndolo para deformarle los miembros del cuerpo: le giraban los pies, los brazos y la cara, cerr\u00e1ndole todos los orificios del cuerpo. As\u00ed tambi\u00e9n lo describ\u00eda Julio Vicu\u00f1a Cifuentes en un libro sobre mitos chilenos. En los a\u00f1os 30 visit\u00f3 Chile un gran escritor lituano llamado el Conde de Keyserling y, por supuesto que sin conocer lo escrito por Edwards Bello, al volver a Europa habl\u00f3 del cultivo a la fealdad que hay en nuestro pa\u00eds, coincidiendo plenamente con lo escrito por el chileno. Una opini\u00f3n que compartieron dos observadores de primera categor\u00eda de la realidad nacional chilena. Yo creo que es una gran verdad que exist\u00eda en los a\u00f1os 20 y 30, como existe ahora en el 2000 y tanto. La fealdad es lo que se privilegia y eso se realiza destruyendo y otras veces construyendo.\u201d<\/p>\n\n\n\n

\u00bfHay maneras de atenuar fealdad?<\/p>\n\n\n\n

\u201cLa obra de los artistas, incluyendo a los escritores, consiste principalmente en sacar belleza de la fealdad, es una cierta belleza que se logra creando. Basta ejemplificar con la mayor obra de Neruda, Residencia en la Tierra, que evidentemente saca belleza de las fealdades. Vicente Huidobro y Carlos Pessoa tambi\u00e9n lo hicieron. Por ejemplo, el escultor Samuel Rom\u00e1n fue muy criticado por las deformidades presentes en algunas esculturas suyas, como una de dos educadoras que est\u00e1 al costado de una fuente en la Alameda y que fueron llamadas por mucho tiempo las Guatonas. Su cuello era largu\u00edsimo y eso se consider\u00f3 siempre una deformidad.\u201d<\/p>\n\n\n\n

\u00bfQu\u00e9 rasgos o comportamientos perpet\u00faan ese culto a la fealdad?<\/p>\n\n\n\n

\u201cLa pluralidad de estilo, por ejemplo, es un elemento clave de la fealdad de Santiago. Cuando se mantienen estilos semejantes en varias cuadras de una ciudad, con el paso del tiempo eso adquiere un car\u00e1cter que se acerca a la belleza. Pueden no ser bellas algunas construcciones de las calles de Par\u00eds, pero el conjunto induce una especie de \u00e1nimo de tranquilidad y armon\u00eda. Nada de eso se encuentra en la ciudad de Santiago. Hay extravagancias y, a veces, \u00e9stas despiertan m\u00e1s inter\u00e9s que lo com\u00fan y corriente. Un barrio extravagante es el barrio Par\u00eds y Londres, al costado de la iglesia de San Francisco; tambi\u00e9n el barrio Concha y Toro y hoy el cerro Santa Luc\u00eda. Hab\u00eda lugares pl\u00e1cidos, como la plazoleta que quedaba al lado de la iglesia de Santo Domingo, con sus \u00e1rboles antiguos y una pileta. Pero hoy es muy dif\u00edcil encontrar lugares que tengan inter\u00e9s por su arquitectura colindante.\u201d<\/p>\n\n\n\n

\u00bfC\u00f3mo se explica, a su juicio, esta propensi\u00f3n santiaguina a la fealdad?<\/p>\n\n\n\n

\u201cM\u00e1s que incultura, en Chile hay una tendencia a lo enciclop\u00e9dico, es decir, a colocar en la ciudad distintas formas provenientes de arquitecturas de otras partes del mundo, formas hechizas respecto de la historia de nuestro pa\u00eds y de la ciudad de Santiago, que comenz\u00f3 en el siglo XVI siendo un campamento. Los campamentos nacen con esp\u00edritu pasajero y ese esp\u00edritu es lo que todav\u00eda tiene de campamento la ciudad de Santiago.\u201d<\/p>\n\n\n\n

\u00bfC\u00f3mo lleg\u00f3 a vivir a este departamento en le Parque Forestal?<\/p>\n\n\n\n

\u201cEn los lugares donde viv\u00ed m\u00e1s tiempo, siempre fue mi esposa la que eleg\u00eda los lugares donde vivir. Aqu\u00ed en Santiago encontr\u00f3 este gran departamento en una cuadra muy parada, porque tiene el parque al frente. Este edificio fue hecho por el arquitecto Juan Eche\u00f1ique y \u00e9l vivi\u00f3 y muri\u00f3 en el \u00faltimo piso. Entonces nos vinimos, porque si viv\u00eda el arquitecto significaba que el edificio funcionaba bien.\u201d<\/p>\n\n\n\n

\u00bfCu\u00e1les son los cambios m\u00e1s radicales que ha visto en la ciudad?<\/p>\n\n\n\n

\u201cYo sal\u00ed en 1968 como diplom\u00e1tico y volv\u00ed el a\u00f1o 89, es decir, estuve casi 20 a\u00f1os afuera. Al retorno fue como si la ciudad me la hubieran cambiado por una peor de la que yo recordaba. Creo que alguna coherencia, aunque fuera superficial, ten\u00eda la ciudad de Santiago hasta el a\u00f1o 50. La ciudad perdi\u00f3 eso totalmente en los \u00faltimos 30 a\u00f1os. Ya no reconozco calles que antes conoc\u00eda bien en barrios como El Golf o Las Condes. Desde luego que tambi\u00e9n hab\u00eda cosas que ya no hay, como un solo centro de la ciudad, lo que le daba un sentido. Por eso es que, habiendo nacido aqu\u00ed, me considero una persona que est\u00e1 de paso en Santiago, m\u00e1s de lo que estuve en otras partes. En Roma no me he sentido pasajero, pero en cambio ac\u00e1 me siento ef\u00edmero.\u201d<\/p>\n\n\n\n

\u00bfQu\u00e9 lo hizo volver y quedarse?<\/p>\n\n\n\n

\u201cMe atrajeron dos motivos. Uno familiar: mis antepasados europeos han dejado todo para vivir en Chile, lo que me hac\u00eda sentir m\u00e1s en matrimonio con el mismo pa\u00eds, porque fui formado por una familia arraigada en Chile. Pero por sobre todo hubo un aspecto que hizo que me viniera en Chile, siendo que podr\u00eda haberme quedado en Par\u00eds, una raz\u00f3n emocional. Y es que, de todos los pa\u00edses donde he vivido, los chilenos somos los m\u00e1s desgarrados: algo no calza con nosotros. El desgarro pasa por creer que son lo que no son y por no creer que est\u00e1n en el lugar donde est\u00e1n. Esta falta de certidumbre de que uno es como es y es lo que es, que no tiene que ver con la seguridad sicol\u00f3gica, es una especie de respuesta al rev\u00e9s a la pregunta esencial de qui\u00e9n soy yo, qui\u00e9nes son los nuestros, de d\u00f3nde vengo y hacia donde voy.\u201d<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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