Lo que falta en nuestras ciudades es m\u00e1s democracia, esa con informaci\u00f3n, voto y decisi\u00f3n. Democracia, primero, para que los santiaguinos elijamos nuestro intendente y nuestros consejeros. Democracia para que los municipios -al fin y al cabo las instituciones p\u00fablicas m\u00e1s representativas de todo el sistema pol\u00edtico- sometan a decisi\u00f3n de los vecinos todo lo que puedan, como ocurre en Estados Unidos, donde se eligen los sheriff, fiscales y encargados de la educaci\u00f3n. Democracia sobre todo para informar a los vecinos, pero hacerlo de una forma sencilla, r\u00e1pida y permanente.
Est\u00e1 instalada la idea que falta participaci\u00f3n, pero lo que falta es un sistema democr\u00e1tico m\u00e1s directo, m\u00e1s sistem\u00e1tico y m\u00e1s amplio. Cuando se reclama participaci\u00f3n ciudadana al Estado, existe un contrasentido: somos los ciudadanos quienes tenemos que reclamarnos a nosotros mismos no hacer m\u00e1s cosas.<\/p>\n\n\n\n
Mi experiencia de 4 a\u00f1os en la junta de vecinos de mi barrio es lamentable: somos campeones para reclamar por la Costanera Norte, t\u00faneles y plan regulador, en eso hasta somos propositivos, pero son todos temas puestos desde afuera. Importantes, sin duda, pero a la hora de organizar una celebraci\u00f3n para el 18 de septiembre en la plaza, brillamos por nuestra ausencia, tenemos el cerro al lado, pero nunca hemos organizado una cicletada ni caminata los domingos. Somos reactivos, pedimos participaci\u00f3n pero, en definitiva, reclamamos mayor poder.<\/p>\n\n\n\n
Por eso, lo que falta no es solo que la gente se mueva, sino que tenga m\u00e1s posibilidades de dar su opini\u00f3n y que sea considerada, siendo o no mayoritaria. Un concejo municipal de 6, 8 o 10 personas no es suficientemente representativo y esa debiera ser una primera reforma. 20, 30 o 40 personas electas como concejales representar\u00edan a muchos m\u00e1s vecinos, permitiendo que el concejo no sea solo dominio de los partidos pol\u00edticos, sino tambi\u00e9n de otras organizaciones o grupos de vecinos (deportistas, artistas, vecinos e hijos de vecinos, grupos de j\u00f3venes) que tendr\u00edan voz y voto en las decisiones de la comuna.<\/p>\n\n\n\n
No basta elegir cada 4 a\u00f1os a un alcalde y unos pocos concejales, debemos tener m\u00e1s mecanismos directos, r\u00e1pidos y efectivos para que las autoridades escuchen y la gente decida sobre temas de escala mayor y menor. Las consultas y plebiscitos son un buen mecanismo, obviamente despu\u00e9s de asambleas informadas con metodolog\u00edas pedag\u00f3gicas, con boletines informativos que lleguen a tiempo y a todos, con alternativas factibles, etc. Estos mecanismos son, en definitiva, una forma de abrir el municipio a la decisi\u00f3n de la ciudadan\u00eda para temas de inter\u00e9s general, a veces \u00fanicamente para que las autoridades conozcan con mayor precisi\u00f3n la opini\u00f3n de la gente, otras veces para que esta \u00faltima decida sobre asuntos de inter\u00e9s com\u00fan.<\/p>\n\n\n\n
Invertir sabiendo lo que las mayor\u00edas y las minor\u00edas necesitan es mejor que hacerlo en forma meramente t\u00e9cnica o populista. Eso es lo que propone la pol\u00edtica de los presupuestos participativos: que los vecinos propongan proyectos, que luego se voten y que la municipalidad los ejecute. Ya hay m\u00e1s de 20 municipios del pa\u00eds que los aplican, lo que significa que alcaldes y concejales han decidido entregar a los vecinos una parte de las decisiones que ellos tomaban solos. No se trata solo de escuchar m\u00e1s a la ciudadan\u00eda ni de tener un estilo m\u00e1s participativo: se trata de entregar una cantidad de recursos a un sistema regulado en que son en definitiva los vecinos en sus territorios los que deciden en qu\u00e9 se invierte. Tampoco es populismo, porque cuando hay informaci\u00f3n y debate previo, y cuando los temas son simples y cotidianos, el margen de error es siempre menor que las decisiones de la autoridad a solas o de la tecnocracia a ciegas.<\/p>\n\n\n\n
He vivido en unas 20 comunas diferentes durante m\u00e1s de 40 a\u00f1os y nunca he recibido de parte de la municipalidad un informativo en forma regular. Es incre\u00edble, hay un verdadero desprecio de la autoridad por contarle a la gente lo que hace, pero seamos justos, existe un desprecio tambi\u00e9n de los vecinos por saber lo que pasa. Simplemente, no existe la costumbre ni la experiencia ni la necesidad de tirar por debajo de la puerta de todos los hogares un papelito simple, f\u00e1cil, al d\u00eda, de lo que se hace en su barrio y comuna. Les he dicho esto a varios, talvez cientos de alcaldes. Cu\u00e1nto les costar\u00eda contratar a un periodista que edite un bolet\u00edn de 4 p\u00e1ginas en un color, papel bond 24, imprimirlo y hacerlo llegar a todos. Pr\u00e1cticamente nada. No es por plata que no se hace. Informar de manera correcta, sistem\u00e1tica y anticipada es hacer democracia, exigirlo es participaci\u00f3n<\/p>\n\n\n\n
Tengo el alma dividida entre los que sue\u00f1an con la ciudad del pasado, donde se pod\u00eda jugar a la pelota en la calle, y los que promueven la ciudad de las autopistas y tags. Crecer, modernizarse, cambiar, parece que inevitablemente implica sufrir y morir, pero al otro lado, destruir, arrasar y olvidar no puede dejar sin memoria a una ciudad al punto que sea otra tan diferente que no la reconozcamos. Esto es solo para decir que si las reformas y la conservaci\u00f3n se hicieran m\u00e1s informada y colectivamente decididas, al menos quedar\u00eda el consuelo que todos la embarramos. Afortunadamente, los temas de la ciudad hoy s\u00ed est\u00e1n en la prensa, los vecinos se organizan y aparecen en los matinales, dan su opini\u00f3n y, luego, la televisi\u00f3n muestra la postura contraria y todo este revuelo a la larga sirve de algo. Santiago no est\u00e1 tan mal como piensan los rom\u00e1nticos, ni es tan moderno como sue\u00f1an los tecnol\u00f3gicos, pero lo que de verdad importa es lo que piensan los vecinos normales, y ello requiere de sistemas efectivos de democracia y participaci\u00f3n.<\/p>\n\n\n\n
Tengo serias dudas de que la gente est\u00e9 ansiosa por participar. \u00bfNo ser\u00e1 un mito de urbanistas, cientistas sociales y, sobre todo, pol\u00edticos? Cuando a la gente le importa algo de verdad, hace lo posible y lo imposible, lo legal y lo ilegal, por hacerse escuchar. Aqu\u00ed se cruza un discurso medio populista, ret\u00f3rico y rom\u00e1ntico, de la aldea urbana en que todos somos amigos y queremos lo mismo.<\/p>\n\n\n\n
Una sociedad urbana m\u00e1s rica, con m\u00e1s actividades propias, con m\u00e1s cultura, con m\u00e1s intercambio, no debiera ser exclusivamente asunto del Estado ni de las autoridades, es asunto nuestro y si ello no ocurre es \u00fanicamente porque somos como somos, no culpemos a otros. Aqu\u00ed es donde echo de menos una pol\u00edtica y unos pol\u00edticos que no solo se preocupen de los grandes temas de Estado, sino pol\u00edticos que regresan a la escala local, vecinal, barrial, a escuchar, aprender y, particularmente, hacer. Si los partidos se decidieran a defender y promover m\u00e1s a los consumidores y a los ciudadanos como vecinos, mucho avanzar\u00eda la democracia y mucho crecer\u00edamos como sociedad.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
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