Nuestras energías renovables

Sin embargo, a pesar de las expectativas y enormes esfuerzos de algunos gobiernos por promover (y ayudar) con éxito el uso de recursos renovables para la generación de energía eléctrica, las energías renovables se caracterizan por tener altas barreras de entrada a los mercados de energía. Y el mercado nacional no es una excepción.

Una barrera común es comparar los rendimientos comerciales y económicos entre aquella energía generada por combustibles fósiles y la generada por centrales hidroeléctricas de gran tamaño. Si los costos sociales, medioambientales y de salud se internalizaran en esas estructuras de precio, y se incorporaran otras externalidades como las que actualmente enfrenta el mercado energético, no cabe duda que el resultado y la contribución de energías renovables serían mirados con un enfoque muy positivo.

Hablar mucho y hacer poco es una barrera cultural importante. Una barrera alta que se minimizará en la medida que descubramos palmo a palmo que la voluntad política a nivel nacional existe y que es cosa de alentar a las instituciones nacionales a descubrirla. Es enorme la lista de instituciones públicas y privadas que tienen un potencial interesante en cuanto al desarrollo de energías renovables, tanto como usuarios y como base de impulso en los sectores en que operan.

La barrera técnica y tecnológica a la cual concurren con mucha facilidad detractores de estas fuentes de energía, está largamente superada. Hoy la ciencia, a través de largas jornadas de investigación y desarrollo, ha logrado niveles de eficiencia en la generación de energía eléctrica, aún más altos que las que ofrecen las energías convencionales.

La Agencia Internacional de Energía contabiliza una participación de aproximadamente 14% en energías renovables a nivel mundial en 2003, cifra que incluye la hidráulica grande. Sin esta última, la contribución de pequeñas centrales de energías renovables, basadas en biomasa, geotérmica, hidráulica pequeña, solar fotovoltaica, mareomotriz y eólica a nivel mundial, es de 3%. En Chile, contribuyen en la actualidad con un 0,02% a la matriz energética y eso estimula a la Asociación Chilena de Energías Renovables Alternativas (ACERA) a desarrollar este importante negocio para el país. Los europeos han redescubierto las renovables y en las últimas dos décadas alcanzan porcentajes de participación en la matriz energética que superan los dos dígitos, con un mejoramiento de las condiciones ambientales y de dependencia.

El aporte actual de ACERA a la diversificación de la matriz energética se sintetiza en los siguientes puntos:

• Impulsar el desarrollo de los recursos renovables como la biomasa, la geotermia, la hidráulica pequeña, la solar fotovoltaica, la eólica y la mareomotriz (oleajes, mareas, corrientes).
• Registrar proyectos de sus asociados que tengan un mínimo perfil energético analizado y que permitan dimensionar el interés, la dedicación, el estudio y, por ende, el potencial inicial de energías renovables en el país.
• Activar la existente y latente, aunque dispersa, voluntad política en las instituciones del Estado, del mercado y otros ámbitos.
• Crear un mapa nacional de recursos renovables con la concurrencia de un número vasto de universidades, instituciones, empresas y otros involucrados.
• Compaginar las políticas, acuerdos y medidas que actualmente operan en otros países, tanto desarrollados, como intermedios y en vías de desarrollo, y ponerlas a disposición de la opinión pública.

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