Techos verdes: Una mirada desde el aire

A medida que las ciudades crecen, vamos perdiendo gradualmente las superficies verdes, los ecosistemas activos, que son reemplazados por una extensión gris y sin vida. Desde el aire, se hace evidente la presencia de la quinta fachada como un espacio muerto y sin uso. A través de esto reducimos en forma alarmante la superficie vegetal y, por consiguiente, la calidad del aire y de la vida de los habitantes de una ciudad.

Estas superficies verdes son reemplazadas por superficies impermeables que absorben el calor y lo liberan a la atmósfera, no absorben el agua lluvia y no proporcionan el oxígeno antes provisto por los ecosistemas.

El techo verde busca devolver a los habitantes lo que se perdió en el desarrollo humano, para lograr un mejor uso de la ciudad, edificios más eficientes y considerar los ecosistemas como parte valiosa para nuestras comunidades. Existente en Europa desde hace décadas, fue desarrollado desde mediados del 1800 para efectos estéticos y a un alto costo, pese a haber sido parte de la arquitectura vernácula durante siglos. Fue desarrollado en forma masiva desde los años 60 del siglo pasado, en Alemania, donde se reconocieron sus beneficios ecológicos y para el medioambiente. Alemania, que sigue siendo líder en este tema, cuenta hasta ahora con aproximadamente el 15 por ciento de sus techos planos y con cubiertas vegetales (13,5 millones de m2 aprox.). Norteamérica, desde los años 90, ha ido incrementando la investigación sobre el tema y su uso, principalmente en colegios, edificios municipales y oficinas.

Se trata de un sistema de capas que incorpora el uso de vegetación sobre cubiertas de techos, proporcionando beneficios sociales, económicos y para el medio ambiente, especialmente en áreas urbanas. Puede además incorporar nuevas tecnologías, tales como de agricultura urbana o producción de alimentos, sistemas de reciclaje de aguas o la instalación de paneles solares.

Existen distintos tipos de techos verdes. El intensivo, de más de 20 cm de espesor, que requiere un refuerzo en la estructura, es accesible, tiene plantas de mayor tamaño y demanda sistemas de    irrigación y mantenimiento. El sistema extensivo es más delgado y fluctúa entre 2 y 15 cm. Es más liviano, de acceso limitado, requiere muy poca irrigación y bajo mantenimiento. Se habla a veces también de un sistema semi-intensivo que va entre los 15 y los 20 cm.

Las principales razones para su utilización tienen que ver con el ahorro de energía, sus propiedades como excelente aislador térmico y los beneficios en el control de las aguas lluvia, lo que justifica económicamente su masificación. Estas mismas razones fueron las que impulsaron en Alemania la investigación y posterior aplicación de este tipo de techos.

Aislación térmica

Los diferentes componentes del techo y sus propiedades, contribuyen a la eficiencia térmica de éste: el hecho de no estar expuesto directamente al sol, la evaporación de agua de las plantas y del sustrato (medio de crecimiento de las plantas), la aislación adicional y los efectos de la masa térmica. Se ha comprobado que el techo verde puede llegar a reducir la demanda energética en un promedio de 66 por ciento al año. Si bien el funcionamiento del techo en verano es mucho más eficiente, en invierno disminuye, aunque sin dejar de aportar beneficios térmicos.

Control de las aguas lluvia

Utilizado en muchos países por esta razón, el techo verde, gracias a su capacidad de absorción de agua, resulta una buena opción para mitigar el impacto de las lluvias y las posteriores inundaciones en la ciudad. El techo absorbe la mayor parte del agua caída y la libera en forma gradual, más tarde. Lo que es absorbido por el techo es liberado luego a la atmósfera vía condensación y evapo-transpiración, dejando los contaminantes en la tierra, mejorando la calidad del aire y evitando la contaminación de los cursos naturales de agua.

Ciclo de vida de la membrana o cubierta

El techo verde permite que la membrana no se vea expuesta a los rayos UV y a las altas temperaturas. Las fluctuaciones de temperatura entre el día y la noche son las que producen degradación de los materiales y un estrés térmico en la membrana, lo que hace que ésta reduzca su vida útil en forma considerable. El techo verde reduce esta fluctuación y protege la membrana, aumentando así su vida útil al doble o triple en algunos casos.

Reducción de la temperatura urbana y efecto isla de calor
El efecto isla de calor se produce cuando las temperaturas en una ciudad son significativamente más altas que en las zonas no urbanas. Esto se debe al aumento de las áreas construidas con materiales de alta propiedad de absorción, a la disminución de zonas expuestas a la evaporación, al aumento de áreas pavimentadas que facilitan que el agua escurra y no se absorba, al aumento de partículas contaminantes (provenientes principalmente de los automóviles) y al menor viento en las ciudades por la existencia de edificios en altura.

El techo verde ayuda al enfriamiento de la ciudad a través de un proceso llamado evapo-transpiración (efecto combinado de la transpiración y evaporación de agua). Ambos procesos son activados por la energía solar y, como resultado, la energía es retenida por el vapor de agua y evita que sea convertida en calor.

Beneficios estéticos y calidad de vida

El techo de un edificio es un recurso subutilizado en las grandes ciudades. Los techos verdes, entonces, podrían jugar un papel importante en la estética y la calidad de vida. A medida que las ciudades crecen y se densifican, disminuye en forma considerable la existencia de espacios verdes a nivel del suelo, por lo tanto, existe un tremendo potencial para el uso activo de éste en las alturas.

Calidad del aire

Partículas, metales pesados y los desequilibrios del ozono en la atmósfera contribuyen a la mayor parte de los problemas respiratorios de los habitantes en la ciudad. La vegetación en áreas urbanas funciona como un gran pulmón, filtrando partículas y absorbiendo gases contaminantes. Algunos de estos beneficios están asociados a grandes árboles y vegetación, sin embargo, muchos atribuyen a los techos verdes un efecto en tal sentido, sobre todo cuando se aplican en forma masiva.

Aislación acústica

Las superficies duras en áreas urbanas suelen rebotar el sonido en vez de absorberlo. La vegetación y el sustrato absorben el sonido y la cantidad de absorción va a depender directamente del tipo de techo utilizado. Se estima que 15 cm de espesor del sustrato pueden reducir hasta 40 decibeles al interior de un edificio, alcanzando niveles más altos de disminución en techos de mayor profundidad.

Hábitat y biodiversidad

El aporte que los techos verdes pueden hacer a la biodiversidad depende mucho de las especies de plantas utilizadas y el tipo de techo. Los techos de más bajo sustrato, no accesibles, entregan una gran oportunidad de proporcionar hábitat (comida, agua, abrigo) a plantas nativas, insectos, aves y animales que de otra manera tienen limitado los espacios para su desarrollo. El crecimiento de las ciudades va irrumpiendo en la relación existente entre espacios verdes y los techos verdes actúan como “puentes” o “conectores” para animales que de otra manera tienen limitado y segregado su espacio para la vida en la ciudad.

Componentes   

La industria, en este caso, ofrece variados tipos de soluciones para las distintas capas. Entender cómo funciona el techo y sus capas es clave para el buen funcionamiento y aplicación de los techos verdes con tecnologías existentes o locales. Luego de la estructura del edificio, de los materiales de aislación y de su membrana, la primera capa sobre ésta es la barrera contra las raíces, luego la capa de drenaje, la capa o tela de filtración, el sustrato o medio de crecimiento y, finalmente, las plantas.

No es fácil evaluar su potencial de forma integrada, ya que cada investigador está preocupado de su propia área, ya sea eficiencia energética, manejo de aguas lluvia o biodiversidad. Pero los beneficios de los techos verdes en el área privada, tales como la reducción en gasto de energía, extensión de la vida útil del techo, o el mejoramiento estético asociado, debieran incentivar el uso de los techos por parte de las inmobiliarias y propietarios.

Los beneficios públicos, en tanto, como el manejo de aguas lluvia, control de las temperaturas urbanas y la ayuda y renovación de la biodiversidad, podrían ser adoptados por municipalidades e impulsados con regulaciones que ayuden y motiven al desarrollo de éstos para mejorar la calidad de vida de sus habitantes y, al mismo tiempo, del medioambiente.

Es necesario que la sociedad tome conciencia del impacto que produce la invasión de la infraestructura en el medio ambiente. Plantear un proceso de diseño integrado que aborde los edificios y cómo éstos interactúan en la ciudad, optimizando así el desempeño ambiental y energético, es un paso importante para mejorar la calidad de vida y entender que la ciudad debe recuperarse y reinventarse si quiere lograr que nuestro desarrollo y crecimiento traigan resultados positivos y una mejoría real para nuestras comunidades y su medioambiente.

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